HECHO A MANO

En este número homenajeamos a quienes hacen trabajos artesanales, crean productos con sus manos disfrutando del proceso manual y del agregado de valor que eso significa. Parecen ir a contramano del mundo pero en realidad es una tendencia mundial que propone volver a ciertos oficios, retomar técnicas tradicionales, conectarse con la nobleza de los materiales, con el diseño, y con la escala humana de producción. Es en definitiva una respuesta natural a la híper industrialización de los procesos productivos.

Fabián Gallo

Fabián fabrica plumeros de forma artesanal desde hace 14 años.  En los buenos momentos llega a producir 400 plumeros por mes. Vende en varias ciudades de la zona.
Nos cuenta que en Tapalqué existieron varias familias con el oficio de Plumereros: los Agostini o los Bustamante, incluso él conserva una de las máquinas que perteneció a estas familias.
Cuando los pedidos son muchos y lo apremia el tiempo suele sentarse en su máquina a las 3 de la mañana. Acciona con los pedales un sencillo sistema de poleas que hace girar el palo del plumero y le enrosca un alambre tensado. La máquina posee la belleza del trabajo manual, del ingenio para mejorar la producción. Un plumero lleva alrededor de 35 plumas de diferentes medidas que si están previamente clasificadas a Fabián le lleva menos de 5 minutos convertirlas en un plumero.
Por último nos cuenta que hay ciudades que son tradicionalmente más consumidoras de plumeros, la ciudad vecina de Azul está en el tope del ranking. Recordemos que en el siglo XIX y parte del XX los plumeros fueron un símbolo de status.

Eli Bustamante  (Arroparte)

Elizabeth trabaja en fieltro, macramé, telar, también confecciona algunas prendas de vestir. Aprendió por curiosa, dice ella, hace tres años cuando dejó su emprendimiento de churros y descubrió el mundo de los hilos lanas y telas. 
Empezó con su local Arroparte, vendiendo ropa de diseño independiente y poco a poco fue conociendo las diferentes técnicas: 
Macramé: Una técnica de nudos en cuerdas de algodón con la que se pueden hace hamacas paraguayas, cortinas, tulipas, objetos decorativos, etc.
Fieltro: una técnica que consiste en conglomerar varias capas de lana, mediante vapor y presión.
Telar: una técnica tradicional donde se entrecruzan las fibras  con la que se puede hacer entre otras cosas tapices decorativos.
“Hace dos años me descubrió Silvina Asencio y me invitó a dar clases de macramé y fieltro en su local” nos cuenta Eli, y agrega que “el trabajo artesanal es una terapia, yo trabajo mucho por pedidos, este es mi mundito “.

Yamil Belizán (Tambores 7Z)

Yamil fabrica artesanalmente tambores de candombe. Empezó a los 18 años cuando vio uno por primera vez y quedó fascinado. Después se fue a vivir a Buenos Aires y perfeccionó su técnica, visitando carpinteros y experimentando por su cuenta. Hoy envía sus tambores a muchos lugares del país.
Trabaja con diferentes tipos de maderas (pino, eucaliptus, kiri, paraíso) incluso maderas recicladas.
Hacer un tambor le lleva entre 20 días y  un mes. Corta las duelas (piezas de madera), las hierve y coloca en un bastidor para que adquieran la curvatura necesaria, luego ensambla, y da los acabados finales a la madera. Por último coloca los flejes y el parche.
Además de los tambores realiza otro trabajo artesanal que requiere de una técnica y destreza particular. Es sacabollos,  es decir, repara autos afectados por la piedra o el granizo; pero esa es otra historia …

Laura Haitzaguerre y Maricel Masan (Aromas de Hogar)

Laura y Maricel fabrican artesanalmente velas de soja. Empezó Laura hace dos años, y recientemente se sumó Maricel.
Las velas de soja son más naturales nos cuenta Laura, comparándolas con las de parafina. Las fabrican a partir de cera de soja y las combinan con las esencias aromáticas. Requieren siempre de un envase contenedor y eso les permite explorar con diferentes opciones: frascos, vasos, copas, recipientes de cerámica etc. Incluso los clientes pueden llevar su propio envase y ellas le preparan una vela personalizada, “ Es una forma de resignificar objetos familiares, y cuando se consumen se vuelven a recargar” dice Laura. “Aromas de hogar, tiene que ver con evocar aquellos aromas de los lugares a donde uno siente que pertenece, los olores están muy relacionados con la memoria” explica Laura, por eso además elaboran cada serie teniendo en cuenta, por ejemplo, aromas diferentes para cada estación del año.
En un mini taller-laboratorio derriten la cera, miden, pesan, combinan, experimentan, pasan sus horas mejores y fantasean con seguir creciendo y mejorando sus productos.