Si la mamá lo lee se va a reir.
Hace un tiempo pasando horas muertas en las redes sociales reconozco en una foto a un paciente en un andador. Y ahí caí en la cuenta que hacía rato no abordaba el tema en la consulta. Lo creía acabado, obsoleto y obvio. Pero no, el Facebook me lo ponía otra vez en la cara.
Así que empecé a buscar nuevamente que recomendaban los expertos y me encontré con un consenso sobre mobiliario infantil seguro de la Sociedad Argentina de Pediatría que aprovecho a compartir resumidamente con ustedes.
El andador se define como una “unidad móvil que permite moverse en un plano horizontal mientras es propulsada por el niño sentado o parado dentro de ella”. Se utiliza desde los siglos XIV y XV. Su uso es cultural.
Hace ya muchos años que los pediatras no recomendamos su utilización y en países como Canadá está prohibida su fabricación, publicidad e importación. Sin embargo, aún hoy los padres colocan a sus hijos en andadores por diversas razones: para entretenerlos, para mantenerlos ocupados, porque piensan que es un lugar seguro, porque creen que los ayuda a caminar con mayor rapidez y facilidad. Además al estar tan arraigados en nuestra crianza, muchas veces se reutilizan. Así el bebé de 6 meses ya recibe la donación del hermano mayor o de un primo. Y si es el primero de la familia corre la abuela a comprar uno.
Los andadores por su estructura exponen al niño a sufrir lesiones, muchas de estas graves. En una gran base de datos nacional el 47% de los niños que consultó a la guardia por este motivo requirió internación.
La mayoría de las lesiones graves relacionadas con su uso se deben a caídas por las escaleras. Otros mecanismos son vuelcos o desplomes; atrapamiento de dedos; y acceso a peligros como las puertas del horno, los objetos calientes o pesados y las sustancias tóxicas.
Tampoco aportan beneficios para el desarrollo madurativo. Los niños que utilizan andador retrasan su deambulación, tienen dificultades para desarrollar el equilibrio, no gatean lo suficiente y caminan más tarde.
En nuestro país no están prohibidos pero sabemos que no aportan nada positivo.
No hay lugar más seguro para el desarrollo del niño que el piso. El piso limpio, con una lona, con una manta, con una familia que quiera tirarse de panza y jugar.