LA VUELTA DEL PERRO: Por los ranchos de adobe

LA VUELTA DEL PERRO: Por los ranchos de adobe

Ranchos  

El diseño de ranchos con paredes de barro y techo de paja “a dos aguas” tiene un antecedente en antiguas técnicas utilizadas por los pueblos del sur de España. En nuestro país, los primeros registros de construcción de ranchos de barro utilizando la técnica de chorizo, provienen de las edificaciones de Santa  en el año 1573. 

Los primeros ranchos pampeanos se construyeron de forma tal que estuvieran protegidos de los vientos pamperos, orientados con la puerta hacia el este . La abertura estaba cubierta solo por cortinas de cuero de potro.  

Con el paso de los años y la aparición de otros materiales como el ladrillo y la chapa, esa arquitectura criolla se fue perdiendo. De todas maneras, algunos todavía resisten estoicamente el paso del tiempo y son parte de la identidad de estos paisajes.

Tecnica  
 

Para armar el rancho se plantaban los palos marcando las cuatro esquinas y en el centro de éstos, los más altos llamados horcones donde se apoyaba la cumbrera del techo a dos aguas. Una vez armado el esqueleto se levantaban las paredes. 

Para el adobe se hacía un pozo y allí se pisaba (a pata de caballo o de hombre) el barro mezclado con bosta seca. Después de 4 o 5 días ya fermentado adquiría una consistencia pegajosa.  Ese adobe, a su vez, se mezclaba con la paja formando los chorizos que serían colgados sobre alambres (antiguamente se utilizaban cañas de duraznillo). Una al lado del otro, a diferentes

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A seis kilómetros de la planta urbana, sobre la ruta 50, nos encontramos con un rancho que en realidad son dos; en uno el comedor y en otro las habitaciones. Pertenece a Edelmiro Fittipaldi, tiene 78 años y vive alli desde los 9. Aunque no recuerda bien si al rancho lo hizo un tío o sus abuelos, asegura que la construcción supera largamente los cien años. Debajo del techo de chapa se conserva el techo de paja original. 

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Conocido como el Rancho Pardo, en nuestra costanera sur nos encontramos con una construcción que se mantiene en pie a pesar de las inundaciones sufridas. En la actualidad funciona como galpón pero allí vivió y crió a sus once hijos María Angélica Pérez junto a su marido de apellido Pardo. Al rancho lo construyó ella misma junto a su padre y su marido. María Angélica hoy tiene 77 años y hasta hace unos siete se encargaba de restaurar el rancho para que siga en pie. 

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En la calle Petruzzi nos encontramos con un rancho  del que no tenemos la certeza de cuando fue construido, pero según testimonios de vecinos fue hace casi cien años. Perteneció a Celestina Buiese y luego a su hijo Santos Buiese. En la década del 70 pasó a manos de la familia Mazei, quienes luego lo vendieron. 

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En el Km 276 de la ruta 51, nos encontramos con dos ranchos. Uno que funcionaba como “matera” y en el otro las habitaciones. Este último no se encuentra en muy buen estado. Supo existir un tercer rancho que fue demolido para construir la casa donde hoy viven Carlitos Fittipaldi y Macarena Argel. La construcción supera los cien años y perteneció a Perico Fittipaldi, tío abuelo de Carlitos.