LA VUELTA DEL PERRO: Por los nombres de nuestras plazas

LA VUELTA DEL PERRO

por los nombres de nuestras plazas y parques

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Rodeada por San Martín, Belgrano, y dos fechas fundamentales como el 25 de Mayo y el 9 de Julio se encuentra la Plaza Principal Adolfo Alsina, veamos entonces quién fue.
Adolfo Alsina
Hijo del político Valentín Alsina y de Antonia Maza. Fue gobernador de la Provincia de Buenos Aires entre 1866 y 1868. El 30 de mayo de 1868 se aprueba con su firma el proyecto del trazado y mensura de Tapalqué en tierras fiscales en el “Paraje de la Discoria”. Durante la presidencia de Avellaneda, es designado como Ministro de Guerra. En esta etapa la Nación se inserta en el mercado capitalista mundial, en el que las potencias extranjeras tienen demanda de los productos de la pampa, especialmente carne vacuna. El proyecto político de Avellaneda entiende que es fundamental, para ampliar la producción, la expansión de la frontera productiva. El avance de la línea fronteriza con “el indio” se convierte en una cuestión de Estado. El gobierno a través del ministro de Guerra, Adolfo Alsina, impulsó una campaña para extender la línea de frontera hacia el Sur de la Provincia de Buenos Aires. Hubo en 1875, un gran levantamiento de las tribus del “desierto”, conducidas por el cacique Namuncurá, hijo y sucesor del célebre Calfucurá. Alsina responde al año siguiente con una ofensiva ganando una considerable franja de territorio. Para consolidar esa nueva frontera manda construir una línea de fortines comunicados por telégrafo y ordena excavar un gran foso, conocido como la «zanja de Alsina»,para impedir el arreo del ganado “robado”. Antes de poder concretar la totalidad del proyecto, Alsina muere y es reemplazado por el joven General Julio A. Roca. El nuevo ministro de Guerra aplica un plan de aniquilamiento de las comunidades indígenas a través de una guerra ofensiva y sistemática.

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Frente a la Plaza principal se encuentra la placita de juegos más importante del pueblo, re diseñada hace algunos años. Quién fue Donato Álvarez, y por qué dar el nombre de un militar a una Plaza infantil.
Donato Álvarez
Nació el 17 de febrero de 1825 en Buenos Aires. Según su propio testimonio, en 1837 fue tomado a la fuerza a la salida del colegio e incorporado contra su voluntad como soldado de un regimiento de caballería; de ser verdad sus palabras sería el único caso conocido de enrolamiento a la fuerza de un joven “educado” en la época de Rosas. Lo cierto es que Donato Álvarez con solo 13 años ya estaba en el cantón Tapalqué; y en la batalla de 1939 tuvo su bautismo de sangre. Los partes militares dan cuenta de un acto heroico que le valió condecoraciones. “El soldadito vio ceñirse las boleadoras de un indio en las patas del caballo de su jefe (Teniente Bustos) Sin vacilar se larga del pingo que montaba y resbalando su cuchillo, de un golpe certero corta las ligaduras en momentos en que su jefe iba a ser rodeado. Al saltar a su caballo el niño es alcanzado en el pecho por el lanzazo de un indio” (R.R. Capdevila, Tapalqué en la Historia). La herida no fue grave y Donato Álvarez con los años sería un militar de rango con participación en innumerables batallas. Solo por mencionar algunas diremos que participó en la guerra contra los unitarios, desde 1839 hasta 1849; en las batallas de Chascomús, Quebracho Herrado, Rodeo del Medio, Arroyo Grande, Vuelta de Obligado y el combate de Salto. Se unió al Ejército Grande de Justo José de Urquiza en la época del “pronunciamiento”, y combatió en la batalla de Caseros. Combatió en las batallas de Cepeda y en Pavón. 1880 comandó una división entrerriana contra las fuerzas que apoyaron en la provincia de Corrientes a la revolución porteña. Fue ascendido al grado de general de brigada al año siguiente, y nombrado inspector general del arma de caballería. En 1890 colaboró en la defensa del gobierno contra la revolución del Parque y fue ascendido a teniente general. Pasó a retiro en 1895 y falleció en Buenos Aires en septiembre de 1913.

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En circunvalación Pedro Ramos casi cayendo del pueblo hacia la pampa se encuentra la Ermita de Ceferino Namuncurá. Un Ermita que como una placa indica fue gestionada por los propios vecinos. Veamos entonces quién fue Ceferino.
Ceferino Namuncurá
Ceferino nació el 26 de agosto de 1886 en Chimpay, Río Negro, territorio habitado por araucanos/mapuches y tehuelches. Su abuelo fue el reconocido cacique Juan Cafulcurá y su padre, Manuel Namuncurá, un célebre líder mapuche. Ambos lucharon contra las fuerzas del Ejército Argentino, comandado por Julio Argentino Roca. En ese momento, lo que hoy conocemos como la República Argentina era un territorio en disputa, donde las violentas campañas militares -entre 1879 y 1884- terminaron diezmando y expulsando de sus tierras a los pueblos originarios. Manuel Namuncurá perdió el dominio de sus tierras en 1885 y, un año después -cuando todavía su pueblo no había sido desplazado por completo-, nació Ceferino. En 1894, Manuel Namuncurá viajó a Buenos Aires a defender sus derechos ante el presidente de la Nación, Luis Sáenz Peña. Reclamó los títulos de propiedad de la tierra para su pueblo. El Congreso le prometió ocho leguas en Chimpay que nunca le otorgaron. Ceferino, testigo de la impotencia y angustia de su padre, le propuso ¿Por qué no me llevas a Buenos Aires así yo podré estudiar y ser un día útil a mi raza”. Manuel aceptó la sugerencia de su hijo.
En 1901, tras cuatro años de estudio en el colegio Saleciano, su salud comenzó a deteriorarse. En abril de 1904, monseñor Cagliero es nombrado arzobispo y llamado a Roma por el Papa Pío X. Pese a su enfermedad, Ceferino viajó con él y continuó sus estudios en Roma. Al año siguiente Ceferino fue internado; consciente de que iba a morir, el 21 de abril de 1905 le escribió a su padre: “Le agradezco su gran resignación de sacrificar años sin vernos. En cuanto a mis estudios, resultan bien, pero la salud me impidió continuar … Cuando esté mejor me prepararé para volver a Buenos Aires y de allí a Viedma. En otras cartas le daré noticias más claras … Mil besos y abrazos. Querido papá, le pido su paternal bendición y créame su afectísimo hijo que desea abrazarlo”.
Ceferino murió finalmente a los 20 días de haber escrito esa carta, durante la mañana del 11 de mayo, a los 18 años de edad.
En 2007, una junta médica del Vaticano consideró que la curación de Valeria Herrera, de 24 años, fue un milagro por la intercesión de Ceferino Namuncurá. La joven padecía cáncer de útero y sus familiares le encomendaron su sanación a Ceferino. Valeria se curó y pudo tener hijos. Este fue el antecedente que se tuvo en cuenta para su beatificación.
En la Patagonia, Ceferino es el santo más popular de todos. Desde hace medio siglo que sus devotos reparten estampitas y le construyen altares. Todos los 26 de agosto, día de su nacimiento, una multitud se reúne en Chimpay, donde realizan procesión, celebran una misa en su memoria y la ceremonia se convierte en una fiesta popular.
Fuente: Cámara de Diputados de la Nación/Víctor Manuel Fernández, en “Ceferino Namuncurá, el canto de nuestras heridas”/María Andrea Nicoletti, en “Ceferino Namumcurá: un indígena ‘virtuoso’”. 

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La placita de juegos San Gabriel se encuentra en la barrio con el mismo nombre  y también fue rediseñada hace pocos años, cobrando nueva vida a partir de ese momento. Veamos quién fue San Gabriel entonces, que además dar nombre a esta plaza y al barrio, es considerado patrono del pueblo y da nombre a la Iglesia principal del culto católico.
San Gabriel
Es uno de los tres arcángeles que menciona la Biblia. Aparece en primer lugar hablándole a Daniel en el Antiguo Testamento, luego a Zacarías en el libro de Lucas para anunciarle la llegada al mundo de Juan Bautista, y finalmente a María, en la Anunciación, donde precisamente le anuncia la llegada de Jesús. Es básicamente un ángel mensajero, portador de noticias importantes del credo católico. Siempre se lo reprensenta de aspecto andrógino, portando un lirio y vestido de blanco, todos atributos con los que se busca simbolizar la pureza.